blog
  • octubre 30 2025
  • Stephany Uribe

Creencias limitantes: Semillas que podemos transformar

Desde que llegamos a este mundo, incluso antes de nacer, comenzamos a absorber información. No solo aprendemos con palabras, también lo hacemos con gestos, silencios, emociones y energías sutiles que nos rodean. En la infancia, mientras nuestra mente está en pleno desarrollo, creamos una estructura interna que busca protegernos y ayudarnos a sobrevivir. Esa estructura es el sistema de creencias.

Muchas de esas creencias no nacieron de una elección consciente, sino que fueron heredadas o aprendidas: de mamá, de papá, de la abuela que cuidaba, de lo que no se hablaba en casa, de lo que se repitió una y otra vez como si fuera verdad absoluta. Algunas incluso se implantaron desde la concepción, durante la gestación o en el mismo momento del parto, cuando aún no teníamos palabras, pero ya sentíamos.

Estos patrones, muchas veces inconscientes, se convierten en lentes con los que miramos el mundo. Y así crecemos: creyendo que no somos suficientes, que tenemos que esforzarnos para merecer amor, que el dinero cuesta, que mostrar quién somos es peligroso, o que debemos complacer para pertenecer.

Pero… ¿y si hoy nos atreviéramos a cuestionar esos lentes? ¿Y si el amor, la libertad, la abundancia y la expresión auténtica no fueran premios por portarnos bien, sino nuestra naturaleza original?

Revisar nuestras creencias no es solo un acto de conciencia, es un acto de amor propio. Y sí, aunque muchas de ellas nacieron en el pasado, tenemos el poder de reescribirlas en el presente.

Siempre es posible reprogramarnos para volver al origen, al amor que realmente somos.

 

¿Qué piensas de esto?